miércoles, 2 de enero de 2019

A TOQUE DE CAMPANA

A toque de campanas

Propósito para el nuevo año 2019: Escribir en mi blog.

Y aquí estoy, todo sea por si alguna vez, esto de cumplir un propósito por año nuevo valiera para algo.

El deseo de Carmen y mío era venirnos a vivir a Priego cuando nos jubiláramos y ya este es el segundo año que comenzamos en nuestra casa de Priego.

A finales de noviembre de 2016 pedí la jubilación, anticipando un año ésta y para primeros de mayo de 2017 ya estábamos instalados en Priego. Para nuestra suerte, mi hermano Antonio y mi cuñada habían encontrado un piso en la calle de San Francisco, a escasos metros del compás y la iglesia donde pasé mi infancia y desde donde partimos hacia Madrid un noviembre de 1966; casualidades de la vida, que pasados cincuenta años, volviera a mi antiguo barrio tan cerca de mi primer hogar.

Las campanas, ya del templo de San Francisco, la más cercana de la ermita de La Aurora, siempre las inmensas de la torre de la Asunción (Cuatro enormes campanas que tañen echadas al vuelo acompañadas de tres o cuatro campaniles en repique incesante) e incluso los toque de las más alejada de la iglesia de el Carmen, tocan durante el día llamando a misa, a funeral u otros toques litúrgicos. Por el contrario, los toques de horas del reloj del Ayuntamiento, siempre fuera de hora, con el minutero, unas veces adelantado y las más perseguido por el seco sonido de su única campana, marca su toque solitario fuera de la atención de los prieguenses. Pareciera que fueran las campanas el símbolo acústico de la vida de mi pueblo; en tantos años de idas y venidas desde Madrid a Priego, no había reparado en el abismo entre la forma de convivencia que hay entre mis dos ciudades; Priego, la de mi origen y mi actual residencia en Madrid, Móstoles, mi otro hogar.

A diferencia de Madrid, donde la convivencia es absolutamente laica, la convivencia en Priego, hasta en los más ínfimos aspectos, tengo la impresión que esta impregnada de liturgia del más rancio sabor católico. Es extraño el día que no me cruce con una procesión, rosario o niños y jóvenes en ruidoso ensayo de tambores o trompetas. Las conversaciones, actos culturales, música, conferencias o incluso este año que es Año Jubilar del Nazareno de Priego, incluso algunas etiquetas del preciado aceite de oliva virgen extra de Priego de Córdoba, pueden encontrarse con la fotografía de la venerada imagen.

Por otra parte, el Patronato Niceto Alcalá-Zamora y Torres, dedicado al que fuera el primer presidente de la II República de España, los Amigos de la Biblioteca de Priego, la Asociación de Jazz o la realización de actos académicos, como por ejemplo el que hemos podido disfrutar este año, organizado por la Universidad de Sevilla (I Congreso Internacional de Comunicación y Filosofía), son islas de pensamiento laico, dentro de toda una sociedad impregnada de ritos católicos tan diferente a la que he vivido hasta ahora en Madrid, prácticamente sin ellos.

Lo que no puedo negar es que mi pueblo, Priego, tiene un cúmulo de atractivos que hacen muy agradable la convivencia y el día a día.

Ya iré contando en este blog estas vivencias y otras que vayan surgiendo.

Hasta entonces, feliz 2019.

Salud a todos. Sed felices.


Priego de Córdoba, 2 de enero de 2019